Viajar es descubrir. Pero también es elegir cómo queremos dejar nuestra huella en el mundo. Y fue con esa idea que emprendí una aventura diferente: explorar Cochabamba a bordo de un vehículo 100% eléctrico, hecho en Bolivia — el Quantum E4 Montañero.

Comencé mi recorrido dentro de la ciudad, circulando por avenidas y calles con total fluidez, sin ruido y con la increíble sensación de no tener que detenerme para cargar combustible. El auto llamaba la atención donde sea que iba: no solo por su diseño compacto y moderno, sino porque transmite un mensaje claro. Es posible moverse, explorar y disfrutar… sin contaminar.

Mi primera parada fue en Pairumani, en las alturas de Vinto. Las subidas empinadas y curvas cerradas parecían un reto, pero el E4 Montañero respondió con potencia gracias a su torque reforzado, especialmente diseñado para zonas montañosas. La subida fue silenciosa, estable y con una vista que merecía ser admirada con calma.

Al bajar, seguí hasta el Cañadón del Yuraj Wasi, un rincón escondido y lleno de naturaleza. Allí aproveché para recargar el vehículo en una casa rural con energía solar — y fue en ese momento que me di cuenta: el viaje no solo fue eléctrico, también fue sostenible.

Durante el camino conocí a productores locales, familias, e incluso un grupo de jóvenes que querían sacarse fotos con el auto. “Nunca habíamos visto un auto eléctrico así por aquí”, dijeron. Y yo, con orgullo, les conté que era hecho en nuestra propia tierra.

Más que un medio de transporte, el Quantum fue mi compañero de ruta en una nueva forma de viajar. Sin ruido, sin humo, sin culpa.

Si estás buscando algo más que paisajes — si quieres vivir experiencias que respetan al planeta y apoyan la innovación local — el Quantum E4 Montañero puede ser tu próximo compañero de viaje.

Porque a veces, el mejor camino… es el más verde.

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